Proponer una empresa de jabones biodegradables puede no tener nada de innovador teniendo en cuenta que en la actualidad el mercado ofrece jabones cuyas materias primas son aceites vegetales en su mayoría mezclados con glicerina, o incluso con sosa cáustica que es todavía un químico. La sorpresa es que el jabón puede ser totalmente natural, y de eso se trata el presente negocio sostenible.
Aunque nuestros abuelos decían que el dinero no viene de los árboles… ¿me creerías si te digo que el jabón sí? El árbol de jaboncillo o Sapindus saponaria es un árbol tropical cuyos frutos, al ser frotados con agua, producen una sustancia jabonosa que sirve para el lavado de la ropa. Este sí que es un jabón ecoamigable, que se perfila como un negocio genuinamente sostenible en tanto se trata de una sustancia espumosa de alta biodegradabilidad, conveniente para la remoción de la mugre, y perfectamente asimilable por el ecosistema.
No parece haber acuerdo respecto al lugar de donde es originario el árbol de jaboncillo; lo que sí se sabe es que los indígenas de América Central lo utilizaron para sus labores de limpieza convirtiéndose en un hábito diario por generaciones. De hecho, era de uso común entre los campesinos, que lo tenían sembrado en sus patios traseros, huertas y cafetales, pero que fue lentamente reemplazado por el jabón de composición química.
Los frutos del jaboncillo son esféricos, similares a una nuez, con un diámetro de 1 a 2 cms, su color es verde en su florecimiento, posteriormente amarillo y finalmente café. El 30% de su cuerpo (la cascarilla que envuelve el fruto) está formado por saponina, la sustancia capaz de generar espuma limpiadora cuando está en una solución acuosa. La recolección de los frutos puede hacerse arrancándolos del árbol o simplemente tomándolos del suelo donde se agolpan en cantidades, y dejándolos expuestos a la luz solar para disipar la humedad y almacenarlos por 12 meses o más sin que pierdan sus propiedades.

Los usos que pueden darse al jaboncillo van desde el lavado de la ropa a mano o en lavadora, hasta uso personal y cuidado del cabello. Para uso corporal se usan en infusión, para usar en lavadora pueden colocarse de 3 a 5 nueces o sus cascarillas en una bolsa de liencillo para que no se enreden en la ropa, conservando su potencial de hacer espuma durante varios lavados. Se pueden también utilizar sus raíces dejándolas en remojo para posteriormente hervirlas y extraer la saponina para usarla en la fabricación convencional de jabones (ver bibliografía).

El árbol de jaboncillo se da en muchos países alrededor del mundo, y puede encontrarse tanto en el Norte, Centro y Sur de América, lo que facilita su diseminación y distribución. Son muchas las formas de distribución que se pueden hacer de las soap nuts (nueces de jabón) como se conocen y mercadean en Estados Unidos, distribuyéndose principalmente por comercio electrónico. Por su propia forma, las nueces de jabón son un producto apto para comercialización a granel y, por ende, para satisfacer al consumidor ecologista.
Si te interesa el prospecto de negocio de la Sapindus saponaria, al final te dejo la bibliografía para que la explores, encontrarás que además de jabón, la saponaria tiene aplicaciones en perfumería, farmacia y bisutería, así como usos agroforestales en cercas vivas, recuperación de suelos y productos madereros. De manera que, si tienes buen ojo como empresario, es posible que el dinero sí venga de los árboles!
Ahora bien, si la agricultura no es lo tuyo, pero igual te seduce la idea de producir jabones biodegradables, puedes pensar en los detergentes enzimáticos. Actualmente, casi todos los detergentes tienen su origen en el petróleo, así que la obtención de jabón de fuentes más ecoamigables es una industria en ascenso con réditos asegurados.
Los detergentes enzimáticos son productos que contienen biocatalizadores o enzimas utilizados para la limpieza. Estos biocatalizadores o enzimas son moléculas biológicas que aceleran ciertas reacciones químicas que, en el caso de los detergentes, descomponen las manchas y suciedades en moléculas más pequeñas y solubles en agua para facilitar su eliminación durante el lavado, sin necesidad de usar productos químicos abrasivos ni agua caliente.

Entre las enzimas utilizadas para el lavado se encuentran las lipasas o enzimas encargadas de diluir las manchas de grasas (aceites, pintalabios); las proteasas, encargadas de las manchas de proteína (huevos, sangre) y las amilasas que se encargan de diluir las manchas provenientes de los almidones (legumbres y tubérculos).
Estas enzimas usadas industrialmente como aditivos en detergentes, proceden principalmente de bacterias y hongos que son cultivados en grandes tanques llamados fermentadores, y su función principal es reemplazar los compuestos sintéticos de los detergentes convencionales sin efecto abrasivo sobre las superficies a limpiar.
Por su origen biológico y su acción específica sobre cierto tipo de manchas, los detergentes enzimáticos representan una mejora ambiental en los procesos de lavado debido a que:
Disminuyen los tiempos de lavado
Minimizan el uso de agua y energía
Reducen los vertimientos químicos a los ecosistemas
Generan menor desgaste en los tejidos
Producen menos reacciones alérgicas
Así que como lo ves y dada su potencial demanda en el mercado, la industria de los jabones genuinamente biodegradables es un negocio prometedor. En un mundo que cada vez debe orientarse más por el consumo consciente, un jabón de estas características es una pequeña maravilla que a través de campañas publicitarias puede hacerse de consumo masivo y ser un boom entre los productos sostenibles. Un negocio que vale la pena teniendo en cuenta el extendido uso del jabón en numerosas labores cotidianas, así como los beneficios que para la naturaleza traería suspender la dispersión de los químicos presentes en los detergentes y champús.

Revista Tecnoacademia Ed. 4 2020-SENA Elaboración de jabón biodegradable con base en Sapindux saponaria
Comentários